En el telar de mi ser, entrelazo las letras que brotan de mi alma, tejidos de sentimientos y emociones que danzan sobre este lienzo negro que mi pluma transfigura. Anhelo que cada palabra, cada trazo, trascienda y se convierta en eco en tu ser para fundirte en el velo mágico de mi memoria. Que mis versos sean puentes que nos unan en un abrazo sólido, y que mi tinta sea un testigo del vínculo que florezca entre tú y yo. En cada línea trazada, en cada verso susurrado, te escribo con el alma para que en el tapiz de nuestras historias encuentres el eco vibrante de mi ser y la esencia de este nuestro encuentro. Que mis letras sean hilos de un lazo indisoluble entre tú y yo, donde el tiempo se detenga y la eternidad se haga presente. En cada palabra entrelazada, en cada estrofa compartida, tejamos juntos la trama de un sentimiento duradero, donde nuestras almas se encuentren en todos los rincones de esta bella historia.

20 de enero de 2017

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La última campanada


La última campana, la que marcara el inicio de ese nuevo día, de ese nuevo año…, solo iba a ser un paso más dentro de aquel silencio que le seguía sorprendiendo por dentro y que solo compensaba con el teclear de su vieja máquina de escribir, con el pasar de hojas en blanco sobre las que su mente se desnudaba, con las que vestía su clausura, con el devorar libro tras libro con unos ojos cada día más cansados y donde las lágrimas afloraban irremediablemente cuando entre las páginas aparecía alguna fotografía. La acariciaba con las yemas de sus dedos, observando el paso del tiempo en unas manos cuyos huesos se retorcían.

Levantaba la vista y más allá del último resplandor, más allá de las viejas vidrieras, el todo… y la nada. La más absoluta oscuridad que ahora se embriagaba de mil rayos, de mil truenos que quebraban el cielo… La lluvia escupía sobre los cristales de aquellas pequeñas ventanas y la estufa de tiro mantenía su cuerpo templado. La taza aún humeaba aquel café de puchero mientras sus pensamientos se enfriaban.


El mar rugía con garra, rompía contra la roca con una fuerza salvaje, tan salvaje como la soledad que le envolvía. No solo esa sino casi todas las noches de su vida desde el día que medio la perdió. Pero en esta, se sentía más solo que nunca. Las palabras no afloraban sobre el blanco de los papeles, los dedos no parecían estar prestos a pasar páginas… y la mente parecía obtusa. Ni el café parecía saber a café. Nunca había vuelto a ser café desde aquella tarde. Era joven. Todavía tenía sonrisas e ilusiones, y el tiempo era un suceder de acontecimientos que, aún siendo insignificantes, merecían grandeza.

Tal vez llegara su último día. Cientos de veces, mientras el mar se mecía bajo el influjo de la luna, se había preguntado dónde y cómo le sorprendería la muerte. Observó el reloj de pared. Media noche.
No había barcos que hicieran sonar sus bocinas al paso cerca del faro. No había horizonte. No había nadie más. Nada más. Solo él, la soledad, la última campanada…  y la tempestad, abrazándolo.




Este relato pertenece a un nuevo reto de escritura en el que me he embarcado. Está convocado por  El Libro del Escritor, en adelante elde, un portal  de literatura gamificada donde se da oportunidad a escritores y futuribles.
En este caso son cincuenta y dos composiciones de diferente temática a repartir durante todo el año.

Me parece una magnífica oportunidad así que ya que se presenta, se aprovecha.
Intentaré combinar con otras propuestas y con iniciativas propias, obviamente.

Mil gracias a tod@s por la paciencia y no os preocupéis por el tema “comentarios”.  No hay problema alguno. Es mucha faena. Quedáis exonerad@s.

Tema 1-52: Relato ubicado en Año Nuevo.


8 comentarios:

  1. Oh Mag, me ha encantado encontrarme con esta sorpresa... Te felicito y me parece una genial idea el que la aproveches... Yo me sumo contigo en este viaje disfrutando al leerte y adentrándome en tu historia... Me has dejado con esa sensación de querer saber más y seguir leyendo.

    Es admirable tu saber hacer.

    Mil besitos, preciosa.

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  2. Capitulo 1 promete más, es estupendo, hoy me ha encantado la fluidez del relato y deseo que el contenido y el estilo gusten, que te lo apruben. Suerte porque arte ya tienes. Abrazos

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  3. Tu versatilidad al escribir te permite pasearte con propiedad por diferentes temáticas y siempre darle ese toque atractivo para leer. Concuerdo con Auro, es como el comienzo de una historia.

    Beso dulce Magda y dulce fin de semana.

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  4. Es como si fuera un suspiro del más allá, cuando la soledad ahoga y los recuerdos lastiman
    Disfruta tu reto, preciosa, que yo lo haré leyéndote
    Un beso

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  5. Noto que talentosas blogeras se están sumando a este reto. Y es tu caso.
    Besos con admiración

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  6. "El mar rugía con garra" que expresión mas intensa como todo lo que escribes, Mag, tienes un don especial, y la verdad es que, sin pretender ser pesada, porque se que no te gusta te lo repitan constantemente pero sabes de mi admiración por ti y tus letras, eres GRANDE.

    Y nada de paciencia, es un placer leerte, tenlo por seguro.

    Un besazo.

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  7. Muchísimas gracias a tod@s, de verdad, de corazón, por dedicarme unos minutos.
    Espero seguir estando a la altura que se espera.
    De vez en cuando os liberaré de comentar, aunque os reitero que no es necesario.

    Un beso muy grande.

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  8. Pues me adentro en esta última campanada, a la que con tanta maestría nos llevas, querida Mag… Tempestad que se batalla en el Ser… Soledad que tiñe recuerdos ahogados…

    Un placer, amiga… Te felicito ;-)

    Bsoss enormes!! ♥

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Sueña porque soñar es vivir y vivir es sentir...